Los tutsis son dueños de los
rebaños, son la casta dominante, la aristocracia. Los hutus, en cambio, forman la
casta, mucho más numerosa, de los agricultores. Entre tutsis y hutus dominaban unas
relaciones feudales: el tutsi era el señor y el hutu, su vasallo.A mediados del
siglo XX, crece un
conflicto dramático entre las dos castas. Lo que se disputan es la tierra,
ruanda es pequeña,montañosa y muy poblada. En Ruanda no hay lugar al que
retirarse, no hay adonde retroceder.
De
manera que de un lado tenemos tropeles de vacas en poderosa expansión -símbolo
de la riqueza y fuerza de los tutsis-, y de otro, a unos hutus apretujados,
presionados y acorralados: alguien tiene que marcharse o morir.
Los belgas
habían gobernado Ruanda apoyándose
en los tutsis. Los hutus, animados y envalentonados,
se lanzan a la lucha.Nutridos grupos de campesinos hutus, desbocados y armados se
abalanzaron sobre sus amos y señores tutsis. Había dado comienzo una gran masacre los
campesinos quemaban las fincas de sus amos y a ellos mismos los degollaban y
les rompían el cráneo. Ruanda estaba
en llamas y la sangre corría a raudales el país contaba con 2,6 millones de
habitantes, entre los cuales el número de tutsis se elevaba a trescientos mil. Se calcula
que murieron asesinados varias decenas de miles de tutsis y que otros tantos
huyeron a los países vecinos.
Tanto hutus como tutsis despiertan de aquella
revolución como de una pesadilla. Unos y otros han pasado por el trance de una
masacre, los primeros causándola y los segundos sufriéndola como víctimas.En
aquellos momentos los sentimientos de los hutus son contradictorios. Por una parte, han
vencido a sus señores, se han sacudido el yugo del feudalismo y, por primera
vez en la historia del país, se han hecho con el poder; pero por otra, no han
derrotado a sus amos por completo, no los han eliminado, y esa conciencia de que
el adversario ha sido gravemente herido, pero sólo eso, de que sigue vivo y
buscará venganza, ha sembrado en sus corazones un miedo atroz e invencible.
Y hay
razones para tener miedo. Aunque los hutus han tomado la montaña fortaleza de Ruanda y han instalado su
gobierno, queda en ella,la quinta columna de los tutsis (unas cien mil personas), y en segundo
lugar -cosa tal vez más peligrosa todavía-, la fortaleza está rodeada por
cinturones de campamentos de tutsis expulsados de ella el día anterior.
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